miércoles, 11 de noviembre de 2009

DEVANEOS MENTALES BAJO LA DUCHA

Aquí estoy de nuevo en mi santuario de estudio, ahora con la refrescante decisión de darme un baño, lo cual hago a fondo, como astro de cine que será besuqueado por sus admiradoras.
Y siempre que me baño también la mente se renueva. Por ejemplo, pienso que en estos tiempos de recesión, las remesas de dinero enviadas por nuestro pujante y sufrido sector de la población económicamente activa (indocumentados) sigue siendo la segunda fuente de ingresos, después del petróleo, ya ni el Slim nos llega en eso de generar billullo.
El caso es que el modelo económico que se aplica en México es el causante de tanto sufrimiento y dolor aquí y al otro lado de esta frontera.
La población inmigrante es cada vez más diversa, y los flujos migratorios ya no son hacia el campo sino hacia las pequeñas y grandes ciudades. Además la problemática social es cada vez más compleja y difícil de resolver.
Ahora bien, hay personas que con facilidad nos adaptamos a los ambientes laborales, escolares y sociales, sin embargo el grueso de ese sector presenta problemas de adaptación muy marcados, los niveles de escolaridad son muy bajos. En suma, ante el fenómeno de desempleo están optando por regresarse a sus lugares de origen, con deudas altísimas que no alcanzarán a pagar en años.
Con todos estos temas (ya saliendo de la regadera) me ha dado un hambre de fiera. Hablemos de comida, o mejor, vámonos a los antojitos.
Ahhh, me acuerdo de los taquitos " El Amigo", de Sahuayo, Michoacán."El Pirata de Chaguas" y "La Hacienda del Sol". Mi gran amigo Nunga se acordará de aquellos años cuando iniciamos nuestra labor como maestros, siempre nos agenciábamos nuestra ollota de frijoles y unos sabrosísimos huevitos estrellados. Ni para qué comparar, acá casi pura comida chatarra y alimentos con siete u ocho meses guardados en congelación o al alto vacío, guacalaaa, por eso doy gracias a Dios que tengo trabajo en restaurantes donde venden comida orgánica, o cuando menos no se ve tan sospechosamente dañina.
Fue en uno de estos restaurantes donde conocí a Maxi, un guajaquita al que enseñé sus primeras letras, ante la sorprendida mirada de nuestro kitchen-mamager, quien hasta cooperó con unas libretas y colores, para que ese nene de cuarenta y tantos años aprendiera a garabatear el pa-pe-pi-po-pu y escribir los números hasta el cien, al fin que él ya sabía hacer cuentas de más, de menos y también de multiplicar. De dividir no quería saber nada.
Max y su maestro de pichito, el mojado Gasparín sí que merecen un comento...
Pero primero, a comer, nos esperan los tlacoyos, las tostadas, los frijolitos refritos con quesito… y en fin tantas y tantas cosas con el sabor de nuestra tierra. ¡Provecho, este guapo bien peinado aunque no igual portado se va al refine!

1 comentario:

  1. José De Jesús Nungaray
    ¡Claro que me acuerdo, amigo Gaspar, cómo se me va a olvidar!
    Tambier viene a mi memoria que a veces nos preguntabamos uno al otro:
    --Oye, Nunga ¿qué día es hoy?
    -- Miércoles- contestaba yo.
    -- ¡Entonces hoy sí nos toca comer!... Más información
    RESPPUESTA INSERTADA EN FACEBOOK.

    ResponderEliminar