Las montañas son unas inmensas antenas
que ponen la tierra en comunicación con el cielo:
hacen de unión
entre la tierra y el cielo,
y por esto el agua que desciende de las altas montañas
está impregnada con los fluidos del cielo.
A través de sus cimas, las montañas
captan las fuerzas y las energías celestiales
que se manifiestan en forma de grandes torbellinos,
ondas poderosas y luminosas.
Debido a la presencia de estas corrientes de energía,
los espíritus de la naturaleza,
espíritus muy evolucionados,
visitan a menudo las cimas
de las montañas:
se bañan en estos efluvios
para reforzarse y regenerarse,
y luego se van para hacer su trabajo a través del mundo.
JUAN J. GASPAR G
sábado, 26 de diciembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario