sábado, 4 de septiembre de 2010

LA SOLEDAD Y EL DESAMOR, NO VIAJAN CON BALSEK

Nacio en la calle y en la calle murió, pudiera decirse que de manera natural pudo ganarse el derecho a ser un animal nocturno, callejero… Balsek llego de pronto a los suburbios de aquella enormidad de ciudad, con su morral a cuestas, una filosofía muy propia de la libertad, saberse ganar un pedazo de acera, sin quitarle un solo centimetro de posesión a nadie, conquisto sus espacios libres, sin atar a otros a sus nimiedades, ni ataduras… Un animal de la noche, que no necesitaba de tanta luz, para descubrir la claridad…



Su fuerza mas grande, la interior, se derivaba de esa condición tan singular de no tener due@o, nada que lo sujetara, que lo condicionara, que lo obligara a caminar detrás de o por delante de… era casi tan libre como el viento, y tan solitario como las calles, que lucian desoladas, vacias, antes del amanecer...



Balsek deambulaba desde que aparecia el sol, cargándolo a cuestas, a lo largo del dia, no tenia porque guarecerse entre las sombras, para librarse de su candente presencia… tendría toda una noche para separarse de el y desprenderse de sus incendiarias radiaciones… no le preocupaba la posición del sol, tampoco sus repentinos ocultamientos por encima de blanquesinas o negruzcas nubes, no tenia horarios, la siesta era tan solo un raro ejercicio cardiorespiratorio, asi que no necesitaba del sol, para saber si era de dia o de noche… Balsek, el vagabundo, no era pordiosero, no tenia porque pedirle nada a nadie, nada que lo hiciera sentirse comprometido con el mundo… tal vez la única salvedad era que tenia que rendirle cuentas al amanecer, dándose cuenta que afortunadamente existía…



Este animal, no tenia comparación con el resto de los seres sintientes, guardaba similitud con los millones que a diario deambulan por la vida, pero algo importante lo hacia distinto a todos, a todos los demás… Su inconfundible sonrisa, que no era la de un loco, ni mucho menos la de un idiota… su sonrisa era un intercambio de energía con el aire que lo sostenía, lo alentaba y lo hacia vivir… De ahí surgia un sublime concepto de la soledad, de los vacios que lo hacían sentirse pleno… un singular concepto de la vacuidad… Callejero, todo un personaje, Balsek paso por esa ciudad y se marcho… nadie se dio cuenta del momento preciso en que esto ocurrió… como no hubo nunca nadie que se preocupara por rescatarlo de la supuesta soledad, asi también nadie supo que las soledades podían quedarse en la mente, de todos, menos en el equipaje, el mugroso equipaje de Balsek …

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