sábado, 2 de enero de 2010

ARROYITO CLARO DE MEMORIAS Y EL NOPAL ESPINOSO EN LAS SIENES

Cuando veo estas flamantes escuelas de primer mundo que abundan en Los Angeles recuerdo que, de niño, una mañana miré un grupo de gente afanándose al norte del Libramiento.
Yo iba a la primaria y allá rumbo al cerro, cargaban pesado cargamento de palos, picos y palas.
Iban alegres, cantando, chiflando, platicando, y ponían cartones, tablas, y hasta láminas de fierro, amontonando cargas y más cargas. Mi padre me dijo: Son maestros y esa gente que está junto a esa ladera son padres de familia que van a hacer otra escuela; ya tienen muchas semanas trabajando con empeño, pero les puede ir mejor si presionan al gobierno, porque es seguro que esté autorizado el proyecto, todo aprobado, pero no hay presupuesto. Ya les urge abrir una secundaria nueva.
Por cierto, el maestro Rafael Ojeda dice que estas memorias corren como arroyito claro.
Y la verdad es que son huellas del agua sobre las piedras. Cuántas escuelitas de palitos llegamos a levantar, junto a los padres de familia, cuántos rostros felices debajo de frágiles techos en rústicos asientos.
Mis hijas se han educado en esas escuelitas de madera, que se yerguen en medio de casas de cartón.
A lo largo de mi vida he sido Gasparín el mojado, el paletero, el tirador de panfletos, sandwichero, cronista de los pateperros mojados que se vienen por hambre y necesidad a este país, pero me quiero reivindicar como un educador que anhela tiempos mejores para el país, el maestro que retornará al aula, el que seguirá estudiando, el que solicitará en su momento oportunidad de colaborar en grandes o pequeños proyectos, todos en el ámbito educativo.
Tengo la plena seguridad de que se iniciará un cambio en México. Porque trabajo es gusto, recompensa, productividad, crecimiento y transformación social, disciplina e inviolabilidad de lo justo y evitar la corrupción.
Y cómo decía un lector de las “Aventuras de un mojado”: “¡Ánimo! a desestructurar el pensamiento de lo aprendido en el hogar y en lo social y plantearse cómo quiere vivir cada quien para estructurar este nuevo país, así como lo realizó Japón después de la segunda guerra mundial”. (O Singapure, pongamos por caso).
Y ya que mencioné las “Aventuras de un mojado” comentaré que por lo regular hablo en ellas de la metamorfosis del mexicano, como aquellos que ven transformadas sus condiciones de vida, sobreponiéndose a la avalancha de problemas cotidianos, emergiendo con creatividad, pero con un alto sentido de snobismo, que raya en las más ridículas excentricidades, para decir aquí estamos los mojados más "open mind" (mente abierta) de la "post-modernidad". Mojados con pelo pintado, pero con un nopal espinoso en las sienes.
Los chicanos, la híbrida cultura desarrollada por las familias que, arrancadas por la historia y sus necesidades personales de nuestro suelo patrio, adoptaron otra nacionalidad, otra lengua y otros valores existenciales, echando a la posteridad raíces, troncos y frutos de una nueva cultura.
Maestro en activo o no, donde quiera que esté y a donde quiera que vaya deseo seguir escribiendo

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